Los propósitos financieros son quizá los que más abundan cada inicio de año, entre la euforia y ganas de cumplir con ellos, es probable que olvides un punto muy importante, el trabajo.
A final de cuentas esos propósitos se pueden cumplir con el capital que adquieres gracias a tu empleo, debido a esto consideramos importante que también definas metas en tu taller, oficina o empresa. Para ayudarte un poco con eso, hoy vamos a compartirte cuatro consejos para que estas metas no se queden en simples intenciones:
No dejes de lado el realismo. Si actualmente tienes algún puesto como ejecutivo o asistente, no te propongas llegar a Gerente o Director General este mismo año. Elige una meta alcanzable, que no sea imposible pero que tampoco sea tan barco.
¿Cuándo será tu límite? Especialmente en empleos donde se trabajan por metas, es importante que definas una fecha de conclusión. Es decir, si trabajas en el departamento de ventas define tu objetivo y en cuánto tiempo la quieres cumplir.
Activa el deseo de lograrlo. Grave error es fijar una meta sólo porque sí, no basta con escribirlo en un papel o pensarlo, hay que desearlo.
Ponte en acción. Con el deseo de lograrlo viene la motivación, ahora lo que te corresponde hacer es simplemente poner manos a la obra y no desistir, por más complicada que se ponga alguna situación, no dejes de actuar para lograr lo que te propusiste.
Estas cuatro recomendaciones aplican para diversas situaciones, aquí te explicamos cómo emplearlas en temas laborales pero puedes usarlos para cualquier otra meta que desees.
El límite lo defines tú.
OJO: puede ser que te fijes una meta no cuantificable, quizá tu propósito será reconciliarte con ese amigo que tuviste fricciones el año pasado, saludar todos los días al llegar a la oficina o llegar temprano a las reuniones. El trabajo no es sólo dinero y capital, recuerda que el lado humano también es importante.
