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Mujeres rurales; agentes de cambio

Cooperativismo, necesidades y progreso de las mujeres rurales

Las historias llenas de éxito y superación no conocen género, fronteras, nivel socioeconómico ni cualquier tipo de distinción; no discriminan, pues.

Este día nos enfocaremos en las mujeres rurales, quienes se ponen la camiseta y toman acción para buscar un beneficio conjunto. A continuación te presentaremos dos historias llenas de valores cooperativos y progreso.

Emprendimiento para salir adelante

Parveen Akhter es la Directora General de la Glamour Boutique House and Training Centre, la única fábrica pequeña dirigida por una mujer en Jessore, Bangladesh. Quizá en este punto ya pelaste los ojos de la impresión: “¿una mujer emprendedora en Bangladesh?”. Pues créenos que no fue nada fácil.

Antes de liderar su empresa, Parveen fue secuestrada y casada por la fuerza, la persona con la vivió en matrimonio durante 17 años fue su secuestrador, quien además era adicto a las drogas y la maltrataba.

Debido a que el “pobre hombre” no era productivo, Parveen se dedicó a trabajar, así fue como aprendió a coser, bordar, e incluso a ofrecer servicios de estética.

Impulsada por su hijo de 16 años (en el 2007), Parveen se decidió a pedir el divorcio y salir adelante por sí misma. Comenzó dando clases de costura y vendiendo productos desde casa. Actualmente da empleo a 52 mujeres, pero no solo eso, también las capacita y les transmite esas ganas de superarse.

“Gracias a esta iniciativa, no solamente he cambiado mi propia vida sino que soy capaz de ayudar a otras mujeres para que también obtengan ingresos”

Cooperativismo en la “Etiopía rural”

Las Naciones Unidas (UN) se han encargado de propagar el cooperativismo como respuesta a las necesidades en diversas partes del mundo, de esta manera el Movimiento llegó hasta Etiopía.

Kamso Bame es una mujer viuda que debe salir adelante con sus 12 hijos, gracias al asesoramiento de las UN, dio un muy buen uso a un crédito y lo convirtió en productivo:

“Antes de la muerte de mi marido, cuando llegaba la temporada de lluvias, se pasaba tres a cuatro días arando las tierras familiares con la yunta de bueyes que teníamos. Él y los bueyes regresaban a casa agotados cada día»

Gracias a su crédito adquirió un tractor, con el cual cultiva la misma tierra y se tarda un máximo de tres horas, no tres días como era antes. Pero eso no es todo, como buena cooperativista su tractor es de todos, las socias de su cooperativa también hacen uso de él.

Estas dos mujeres (Parveen y Bame) nos dejan muy en claro que salir de las adversidades puede parecer complicado o hasta imposible, pero con dedicación, valores y cooperativismo todo se puede.

Dejemos de pensar en las mujeres rurales como personas dóciles, que se adaptan de manera pasiva a su entorno, así como estas dos historias, existen miles alrededor del mundo, solo basta echarse un clavado en Google para conocerlas.

¡Úsalas como fuente de inspiración y trasciende!

Fuente: https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/rural-women-day

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