Hoy celebramos al niño que tenemos dentro, así que recordemos esta bella época
Todos en algún momento han extrañado esos días sin preocupación por el dinero, ¿a poco no? Nomás por puro gusto y salud mental, vamos a recordar lo bueno y lo divertido de ser chamacos, en el mundo del dinero.
- La lapicera llena de monedas: ¿Quién no extraña esos días en que tu lapicera era un tesoro lleno de monedas sueltas? Con solo unos centavitos ya te sentías millonario.
- Los regalos de la abuela: ¡Ay, la abuelita! Siempre era el mejor momento cuando te daba dinero en navidad o en tu cumple. Parecía poco, pero era como si te hubieran dado un camión de billetes.
- Tu “domingo” de cada semana: Esa lanita que te daban tus papás cada semana, ¡era como tener tu propio sueldo! Con ella comprabas tus golosinas, chucherías y quizás ahorrabas un poco para tus grandes sueños.
Aunque extrañamos esos tiempos de la chiquillada en el mundo del dinero, también aprendimos algunas cosas útiles para nuestra vida adulta. Como dicen por ahí, ¡lo bueno siempre vuelve!
Sigamos conservando esa chispa de niños en nuestro corazón, ¡y a seguir cooperativistas, pero con el buen rollo de siempre!